“Eres producto de miles de decisiones de tu pasado”.
De las 30,000 decisiones de tu día: ¿Cuántas realmente importan?
Cada día tomas cerca de 30,000 decisiones. Puede que no lo notes, pero están ahí: desde elegir qué me pongo, por dónde me voy, hasta decidir cómo invertir mis ahorros…
Algunas son automáticas (inconscientes), como elegir el mismo camino al trabajo o abrir tu red social favorita sin pensarlo.
Otras, aunque menos frecuentes, definen tu rumbo: decidir cómo resolver un conflicto, si inviertes tiempo en un nuevo proyecto o si enfrentas un problema que has evitado.
El problema no es la cantidad, sino la calidad de tus decisiones y su impacto.
Aquí está la verdad incómoda: la mayoría de esas 30,000 decisiones no tienen alto impacto en tu vida. Son triviales. Y mientras sigues gastando tu energía en esas pequeñas decisiones, las grandes —las que podrían transformar tu vida— quedan postergadas o se toman a medias.
¿Cuántas de tus decisiones del día de hoy te acercaron a tus metas estratégicas? (Si es que las tienes).Si la respuesta es "pocas" o "ninguna", es momento de replantearte cómo estás utilizando tu energía.
La paradoja de las decisiones: mucho ruido, poco impacto.
Tomar decisiones consume energía. Cada vez que decides algo, por más simple que sea, estás usando recursos mentales (cognitivos). Piensa en esto: tu cerebro gasta 20% de toda la energía que genera tu cuerpo. Esto significa que cada decisión —por pequeña o grande que sea— te desgasta.
El problema no es solo la cantidad de decisiones que tomas, sino el tipo.
Estamos tan ocupados resolviendo lo inmediato, apagando fuegos y reaccionando a estímulos constantes, que perdemos de vista lo que realmente importa.
Decides qué comer, qué usar, qué mensaje responder, pero pospones la decisión de invertir en tu crecimiento, mejorar tus relaciones o construir algo significativo.
Y así pasan los días, los meses, los años, llenos de movimiento, pero vacíos de significado.
¿Te das cuenta de cuánta energía mental pierdes decidiendo cosas que no importan?
“No decidir bien es el pasaporte a vivir sin rumbo”.
Tipos de decisiones: conscientes, inconscientes, racionales e irracionales.
No todas las decisiones son iguales. La forma en que decides está influida por tus emociones, tu razonamiento y el contexto en el que te encuentras. Identificar el tipo de decisiones que tomas, puede ayudarte a gestionarlas mejor.
Tipos de decisiones:
Decisiones inconscientes:
Estas son automáticas, como qué lado de la cama usar o cuál pierna cruzas al sentarte. El cerebro las maneja en piloto automático para ahorrar energía.
Riesgo: Que lo automático invada áreas importantes, como responder un “sí” o un “no” sin pensar en sus consecuencias.
Decisiones conscientes:
Estas requieren atención activa, como elegir un nuevo rumbo profesional o enfrentar un conflicto. Aquí intervienen tus valores y razonamiento.
Desafío: La fatiga por decidir. Cuanto más deliberas, más difícil se vuelve tomar decisiones importantes.
Decisiones racionales:
Basadas en datos y análisis lógico, estas decisiones son lentas pero muy relevantes.
Riesgo: Paralizarse por el análisis y posponer indefinidamente una acción.
Decisiones irracionales:
Guiadas por emociones como el miedo o la euforia, estas decisiones son rápidas e impulsivas.
Desafío: Evitar decisiones basadas únicamente en emociones pasajeras, sin ignorar tu intuición cuando te señala un camino claro.
El equilibrio es clave: Automatiza lo trivial, gestiona las emociones y no te paralices por el análisis excesivo.
“Cada decisión contribuye o NO a tus objetivos estratégicos”.
La tiranía de lo trivial.
Vivimos en una cultura que glorifica estar ocupados, pero confundimos estar ocupados con ser productivos.
Nos dejamos atrapar por lo urgente: el mensaje que debe ser respondido ahora, la reunión que no puede esperar, la tarea que parece importante, pero que mañana nadie recordará.
El problema es este: cada minuto que dedicas a decidir sobre lo trivial es un minuto que no estás dedicando a lo esencial, a lo relevante. Y lo esencial es aquello que tiene impacto: en tu vida, en tu trabajo, en tus propósitos estratégicos.
¿Cuánto de tu día está ocupado por tareas irrelevantes?
¿Y cuánto está realmente enfocado en lo que importa?
El costo de no decidir con intención, de manera consciente y deliberada.
Tomar decisiones sin pensar en sus consecuencias no solo desgasta tu energía; también crea un vacío. A largo plazo, el hábito de vivir en automático te lleva a una vida sin dirección.
Piénsalo así:
Cada decisión que tomas es un voto por el tipo de persona que quieres ser.
Cada vez que decides evitar un problema en lugar de enfrentarlo, estás votando por ser alguien que evade.
Cada vez que decides procrastinar, estás votando por una versión de ti que deja las cosas a medias.
¿Qué versión de ti mismo estás construyendo con tus decisiones diarias?
El antídoto: simplificar y priorizar.
“Libérate de decisiones irrelevantes y céntrate en las estratégicas”.
Aquí está el desafío: simplifica tu vida para maximizar tu impacto.
Automatiza lo que puedas: Decide una vez y elimina esa tarea de tu lista diaria.
Delega lo que otros pueden hacer mejor o más rápido que tú.
Haz de las decisiones importantes tu prioridad absoluta.
Empieza por hacerte estas preguntas cada vez que enfrentes una decisión:
¿Esto contribuye a mis metas a largo plazo?
¿Esto me acerca a la vida que quiero construir?
¿Es realmente mi responsabilidad, o alguien más puede hacerlo?
Si la respuesta a alguna de estas preguntas es “no,” entonces no vale la pena que gastes tu energía en ello.
El momento de actuar es ahora.
Hoy tomaste 30,000 decisiones. La mayoría probablemente no cambiarán nada en tu vida. Pero dentro de esas 30,000, quizás hubo una o dos que podrían haberlo hecho, si las hubieras tomado con intención.
¿Cuántas de tus decisiones de hoy fueron trascendentes? ¿Cuántas tomaste por inercia?
Elige con intención. Cada decisión tiene un costo, pero también una oportunidad. No te permitas ser un espectador en tu propia vida. Decide lo que importa, y hazlo ahora.
Tus decisiones construyen tu Futuro.
Flavio Ruiz
Director Inteligencia Organizacional. Consultores
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