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El líder que construye su propia obsolescencia


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 A lo largo de mi experiencia, he visto derrumbarse demasiados buenos líderes.

Personas brillantes, con trayectorias admirables, que en su momento fueron referentes de competitividad, poder e influencia… y que, poco a poco, quedaron atrás.

El desenlace suele ser brutal:

Estancamiento profesional.

Pérdida de influencia en su organización.

Despidos humillantes.

Aceptar trabajos muy por debajo de su nivel.

O peor aún: quedar desempleados de forma crónica, atrapados en un espiral de desesperanza.

No hay nada más aterrador que observar cómo alguien que fue competitivo, se convierte en obsoleto, resistiéndose a ver que el mundo cambió, mientras él seguía aferrado a lo que ya no funciona.


¿Por qué tantos líderes se rezagan?


El líder que se aferra al pasado construye su propia obsolescencia.

He acompañado a muchos líderes en distintas etapas de su carrera. Algunos crecieron, se reinventaron y hoy siguen vigentes. Otros, en cambio, se quedaron atados a lo que fueron, y su desenlace fue doloroso: quedaron obsoletos.

No hablo de teoría, hablo de vidas profesionales que se desmoronaron frente a mis ojos: despidos inesperados, humillación silenciosa al aceptar puestos por debajo de lo que tenían, o un desempleo crónico que se convierte en un tormento deprimente.


Algunas razones que matan la vigencia de un líder:


1. Soberbia competitiva:


El líder que se convence de que “ya llegó” y que nada puede quitarle lo ganado, inicia su caída. La soberbia lo hace sordo a las señales del entorno, ciego a los cambios y torpe en sus decisiones. La soberbia competitiva no es confianza: es un autoengaño que alimenta la mediocridad.


2. Falta de flexibilidad cognitiva:


El mundo cambia a una velocidad vertiginosa. Los líderes que no desarrollan la capacidad de soltar viejos paradigmas y aprender nuevas formas, se convierten en fósiles con traje. La rigidez mental es el mayor obstáculo para evolucionar; es quedarse atrapado en mapas que ya no describen el territorio.


3. Conformismo:


Muchos líderes se instalan en la comodidad de lo logrado. Viven de rentas pasadas, disfrutan de privilegios y pierden hambre. El conformismo mata la ambición de crecer y anestesia la capacidad de innovar. Lo que no se ejercita, se atrofia; y el liderazgo no es excepción.


4. Falta de visión y planeación estratégica personal:


Es sorprendente cuántos líderes diseñan planes estratégicos impecables para sus empresas, pero nunca lo hacen para sí mismos. No se proyectan a 5 o 10 años, no definen qué quieren ser ni qué competencias necesitan. El resultado: cuando el mercado cambia, ellos no tienen hoja de ruta y quedan expuestos.


5. Desinterés en actualizarse en todos los sentidos:


Algunos creen que actualizarse es solo tomar un curso técnico. Se olvidan de actualizar su capacidad de comunicar, de liderar, de adaptarse a nuevas generaciones y de mantenerse físicamente en forma. La actualización no es un evento; es un hábito integral. El que no se actualiza, se deteriora.


6. Sobre confianza en talentos pasados:


“Siempre he sido bueno en esto” es una frase que mata carreras. Ningún talento es eterno. Lo que ayer te daba ventaja, hoy puede estar masificado o automatizado. La sobre confianza crea una falsa seguridad que adormece la preparación. Los talentos caducan; la adaptabilidad no.


7. Negación del cambio tecnológico:


He visto directivos reírse de la inteligencia artificial, minimizar la digitalización o delegar todo lo tecnológico a sus equipos, sin aprender lo mínimo indispensable. El problema: cuando no entienden el nuevo “idioma”, pierden autoridad, pierden credibilidad y terminan siendo un estorbo, más que un guía.


8. Ceguera social:


Los equipos cambian, las generaciones traen otros códigos, y la cultura organizacional evoluciona. El líder que no entiende el nuevo contrato social con sus colaboradores se convierte en un jefe autoritario, desfasado e irrelevante. No entender a las personas es tan grave como no entender el negocio.


9. Inercia emocional:


Quien se aferra a rutinas, hábitos y creencias del pasado queda atrapado en su zona de confort emocional. El líder que no aprende a gestionar su ansiedad, su estrés y sus miedos se paraliza. Su inercia emocional lo convierte en un guardián del pasado, incapaz de abrir espacio al futuro.


10. Miedo disfrazado de prudencia:


El pretexto más común de los líderes obsoletos es la prudencia: “no es el momento”, “vamos a esperar”, “eso no aplica aquí”.

La verdad es otra: miedo. Miedo a equivocarse, miedo a perder estatus, miedo a sentirse incompetente frente a lo nuevo. Ese miedo enmascarado como prudencia se convierte en parálisis.


Cada uno de estos puntos es un clavo en el ataúd de la competitividad. Cuando se acumulan, el resultado es la obsolescencia crónica e irreversible.


El precio de no actualizarse:


La obsolescencia no solo destruye carreras: destruye identidades.

He visto líderes apagarse por completo, consumidos por la nostalgia de lo que fueron y por la vergüenza de lo que ya no son. El desempleo prolongado corroe la autoestima, enferma las relaciones y pudre la visión de vida.

Es una muerte profesional lenta. Y lo más dramático: es una muerte elegida. Porque siempre hubo tiempo para actualizarse, siempre hubo oportunidades para reinventarse.


El llamado brutal a los líderes de hoy:


Si eres líder y estás leyendo esto, mírate al espejo sin excusas y pregúntate:

  • ¿Qué tanto has invertido en tu actualización real en los últimos años?

  • ¿Cuántas de tus prácticas actuales siguen vigentes… y cuántas ya huelen a museo?

  • ¿Cuánto de lo que sabes y haces podría ser reemplazado mañana por alguien más joven, más ágil o por una máquina?

Si no te atreves a responder con honestidad, ya estás en riesgo de obsolescencia.


La salida:


La única salida es un plan agresivo de actualización personal:

  • Estudia como si fueras un principiante.

  • Destruye tu versión anterior y reinvéntate.

  • Oblígate a experimentar, aunque incomode.

  • Rodéate de personas que te reten, no de aduladores complacientes.

  • Diseña una estrategia de liderazgo personal tan seria como la de tu empresa.


El tiempo juega en contra. El que espera, pierde.

El que posterga, se hunde.

El que no se actualiza, desaparece.


Así de simple. Caso tras caso.


¿Estás construyendo tu relevancia futura o tu obsolescencia?

¿Tu estrategia es sostenible y viable? ¿O ya perdió vigencia?



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Flavio Ruiz


Actualmente cursa su Doctorado en Filosofía con especialidad en Liderazgo Estratégico,

Consultor y consejero de Negocios, y Coach Directivo, con casi 40 años de experiencia ayudando a empresas a mejorar su rentabilidad y optimizar sus resultados estratégicos.

Como fundador de Inteligencia Organizacional Consultores, ha trabajado en Estados Unidos, México, América Latina y Europa con organizaciones de diversos sectores, impulsando la creación de culturas organizacionales inteligentes que maximizan el rendimiento, fortalecen el liderazgo y generan impacto directo en el crecimiento y la competitividad empresarial.

Su formación académica incluye una Licenciatura en Sociología, Maestría en Desarrollo Organizacional. Maestría en Administración con especialidad en Calidad, Integrando investigación académica y experiencia práctica para el desarrollo de líderes inteligentes y estratégicos.

Ha sido consultor y catedrático de alta dirección en el ITESM, profesor de maestría en la UDEM, consultor en la Facultad de Psicología de la UANL y profesor en diversas licenciaturas y maestrías, destacándose por su capacidad de diseñar estrategias personalizadas con aplicación inmediata en entornos reales.

 
 
 

1 comentario

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Invitado
23 sept
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Excelente mensaje, no hay que vivir del pasado, sino apostar por nuestros sueños, gracias Flavio por compartir tu conocimiento !!

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